Mi principal problema fue que la gente no me comprendió ni me quiso hacer caso. De los cinco reyes en cuyo tiempo tuve que vivir, sólo uno me hizo caso: fue el piadoso rey Josías, que se propuso restaurar la religiosidad en todo el país y me dejó ayudar para entusiasmar al pueblo por Dios. Pero los otros cuatro me despreciaron y no quisieron atender a los avisos que les daba en nombre de Dios.Se hacian los sordos. Pero después,vieron que lo que decia era verdad y,les sucedió los malos efectos de no haber querido obedecer a Dios.
Me quemaron mis procefias, y tuve que escribirlas otra vez. Me encarcelaron y me metieron en un pozo muy profundo lleno de lodo, y casi me muero allí.
Muchísimas veces fui amenazado de muerte si seguía profetizando en contra de la ciudad y los gobernantes. Pero Dios me anunció: "Te haré fuerte como el diamante si no te acobardas. Pero si te dejas llevar por el miedo, me apartaré de ti". Y no me acobarde y segui predicando.
Mi oficio era anunciar al pueblo y a sus gobernantes que si no se convertían de sus maldades tendrían espantosos castigos y la ciudad sería destruida y ellos muertos o llevados al destierro. Esto me gritaban continuamente en el templo y en las calles y plazas. Pero al final yo fui el que acabo ganando estando en el reino de los cielos con el Señor.
Isaias dice:
ResponderEliminarA mi tambien me costo mucho llamar la atencion del pueblo pero lo conseguimos, pero no tendrias que haber dudado ni un momento de Dios